Un nuevo estadio majestuoso con un rugido ensordecedor

El nuevo Santiago Bernabéu impresiona en sobremanera. Este sábado, primera cita de la temporada en el templo con blanco, tenía muchas ganas de ver el avance de unas obras que afrontan su recta final. Y he de decir que, 90 días después del último partido en casa, el trabajo durante este verano es alucinante y el estadio presenta un aspecto descomunal. La fachada está prácticamente terminada, y ya se pueden ver nuevos detalles como los carteles luminosos e interactivos en las puertas de acceso al campo.

Por fuera luce espectacular, pero por dentro, donde más novedades nos encontramos, la sensación es increíble. La Grada Fans se desplazó, al fin, hacia la grada baja y alta del fondo sur, donde ya han terminado las obras, aumentando así el número de hinchas que consiguen generar una atmósfera asombrosa. Precisamente, este sábado se vieron beneficiados también por otra de las grandes novedades: la cubierta retráctil. Con motivo de la intensa lluvia, el Real Madrid decidió jugar bajo el nuevo techo que, aparte de aislar a los aficionados del frío, el viento y la lluvia, envuelve el ambiente. El ruido era ensordecedor. Al margen del histórico 2-1 ante el City en 2022, no recuerdo un nivel tan alto de decibelios en el Bernabéu. Con la cubierta echada, el estadio es una auténtica olla a presión. Cada silbido, aplauso o grito se escucha mucho más, creando un clima abrumador y terrorífico para el rival, y mágico para el madridismo.

Además, se vieron los nuevos asientos, de un azul más oscuro, y un anillo led que recorría el campo entero en tribuna y dos grandes pantallas en cada fondo (apagadas por el momento). El nuevo Bernabéu está quedando genial. Es una auténtica majestuosidad. Qué ganas de verle terminado porque tiene una pinta... Sin duda va a ser el mejor estadio posible para el mejor equipo del mundo.