Una despedida única para un jugador inolvidable

Estuve tiempo intentando recordar alguna despedida que se pareciera a la de ayer de Toni Kroos, pero... No encontré ninguna. Ha habido varias muy duras a lo largo de los últimos años, sin embargo, nada como lo que se vivió este sábado en el Santiago Bernabéu con el alemán, que acabó llorando cuando vio en sus hijos el dolor del adiós. El teutón es fan de lo discreto, no quería grandes reconocimientos, pero qué menos para un jugador que ha marcado por siempre la historia del Real Madrid y del fútbol mundial.

En primer lugar, y sin que él lo supiera, sus compañeros se enfundaron su camiseta y le hicieron un pasillo, que fue secundado por los futbolistas del Betis (gran gesto de los verdiblancos), bajo una atronadora ovación por parte de todos los seguidores madridistas, que, asimismo, le dedicaron varios cánticos durante todo el encuentro. Después, Ancelotti decidió darle un minuto de gloria, sacándole del campo en el 85'. De nuevo, el estadio rompió en aplausos y sus compañeros se acercaron para abrazarle y despedirle antes de que se fundiera con sus hijos en un abrazo que ya es histórico. Momento, en el cual, Kroos ya no pudo retener las lágrimas, demostrando que también es humano. Y tras el partido, el alemán fue manteado por el resto de jugadores del Real Madrid y dio una vuelta de honor junto a sus hijos, despidiéndose de todo el Santiago Bernabéu y parándose en el fondo sur para saborear y retener por siempre en su memoria el cariño de la hinchada merengue.

Una noche muy emotiva y muy dura para todo el madridismo, que dijo adiós a un jugador inolvidable mediante una despedida única. Hasta siempre, Toni. Gracias por todo.