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¿Y si el problema no es Vinicius?

de Diego Rivero Mosqueda
Vinicius, Real Madrid

En un país sin separación de poderes efectiva, o al menos cada día menos, se van dando diversos problemas a nivel social y estructural que no se han arreglado. No se hizo en el 1978, ni tampoco en años posteriores, porque la dificultad que conlleva abrir un libro es mayor a la de soltar cualquier barbaridad que se nos ocurra en cualquier lugar. Ya sea un campo de fútbol o la calle misma, el respeto a los iguales se ha perdido, y Vinicius Jr, como Rüdiger o incluso el propio Tchouaméni, por decir nombres en el Real Madrid, lo han sufrido en diversos campos de España. Pese a que desde la prensa se tape, porque se deben al relato controlado desde otros lugares, la realidad terminará prevaleciendo, siempre fue así.

La nimiedad de los voceros de un régimen decadente y putrefacto que ya no controlan la comunicación a nivel social intenta, por x o por y, volver a ese lugar que dominaron con puño de hierro hace tantos años. Gracias a quien sea, el Real Madrid u otros referentes actuales, los relatos e historias inventadas ya no funcionan, al menos... ya no. Creo que todos estaremos de acuerdo en que hay ciertas actitudes de Vinicius, o declaraciones mismamente, que tampoco ocupan lugar y no son las más adecuadas, pero nosotros haríamos lo mismo en su lugar, seguramente. No se puede entender del todo el dolor de nadie si no se comparte la misma exacta situación, y por eso no podemos mantenernos al lado del brasileño, al menos no tan pegados.

El problema no es de Vinicius, tampoco del Real Madrid, que ejerce su papel a la perfección. Lo hizo con Breitner, maoísta hasta la médula y un excelente jugador, y lo hará con cualquiera. Lo bonito del siglo XXI es la universalidad que el club lleva a otro nivel, y la lástima y tristeza que crea una sociedad en plena decadencia, y no solo la de España, es el mayor punto negativo. Porque sí, ni nuestro país es la panacea, que de hecho estamos más cerca de los de abajo que de los de arriba, ni es tan absurdamente tétrico, aunque estemos más cerca de este último punto. Ni siquiera decepciona, pues donde existe la luz siempre habrá una oscuridad que le complemente.


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