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Javi Polo, en busca del protagonismo

de Andrea Sánchez

Definitivamente el mundo se ha vuelto loco. Rematadamente loco. Ahora mandar a un rival al hospital es motivo de risa con los “coleguitas”. A la vista de los últimos acontecimientos lesionar a un contrincante te convierte en el crack que no te convirtieron tus dotes futbolísticas. Incluso, se alza como el tema del día en el grupo de Whatsapp de turno.

Irónico. Y sobre todo, vergonzoso. Los machotes del barrio buscaban un minutito de gloria, y por desgracia lo tuvieron. El protagonista de la historia fue Javi Polo, el escenario, La Canaleja. Corría el minuto 66 del partido que enfrentaba al Trival Valderas con el Real Madrid Castilla. Llorente intentaba internarse por la banda izquierda, cuando el susodicho decidió que por su lado no iba a pasar.

El centrocampista salió al corte. La entrada no fue nada fea, eso es cierto. Si lo fue, sin embargo, el gesto del jugador al término del encuentro. Apenas unos minutos después del pitido final, Javi Polo cogió su teléfono móvil decidido a comunicar a sus amiguetes su hazaña. Por lo visto, a este jovencito debió parecerle muy gracioso dejar a su compañero de profesión tendido sobre el terreno de juego, medio desconcertado.

“He mandado a Llorente al hospital”. Con esta frase, y entre faltas de ortografía, Polo se jactaba de sus actos. Y lo más preocupante, sus amigos le rieron la gracia. “La gracia”, si se puede llamar así, y “sus amigos” si es que merecen este nombre. Porque si esta conversación vio la luz fue gracias a un pantallazo que alguno de ellos tuvo que hacer. Y sobre todo, porque un amigo jamás te reiría una gracia así.

Con la misma elegancia que demuestra cada fin de semana sobre el verde, Llorente quiso contestar a la mofa. Y aprovechó para desear a Polo y los suyos suerte en la Liga. “La necesitaréis” aseguraba el central madridista, ¡vaya que si la necesitarán! El conjunto alcorconero es último en la clasificación y su permanencia en 2ªB peligra seriamente. Pero no caigamos en su juego. Reírse de un rival nunca estuvo bien.


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