La marcha de Casillas
Si algo quedó claro en el Real Madrid, aparte de que los de Ancelotti han dicho adiós a la Liga, es que parte de la afición madridista está harta de Casillas. Los pitos fueron constantes durante el partido. Esos silbidos iban más allá de su actuación en el partido. Esos pitos hablan de la última etapa del capitán blanco en el equipo.
El origen está claro, y hablar de ello es recordar una vez más lo que se ha dicho hasta la saciedad. Puede discutirse si, en el pasado, era por motivos deportivo o, simplemente, ensañamiento del sector mourinhista de los aficionados. Pero, de lo que no cabe duda es que esta temporada, el mostoleño no está a la altura.
Casillas está inseguro, lo que no ayuda a la defensa. Los reflejos que tan alto le subieron, le han abandonado, y ya acumula errores que le han costado varios goles a su equipo, con la correspondiente pérdida de puntos. Y la afición se ha cansado. Los pitos son constantes. Ya no son cuatro, como querían hacer creer en algunos sectores, y Casillas, que parecía sobrellevarlos bien, se ha cansado.
Su supuesta salida de tono y mensaje a la grada parece punto y final a la carrera de Casillas en el Madrid. Más allá de que lo merezca o no, deportivamente hablando, jamás un jugador debe encararse con la afición. Lo considere justo o no, la afición tiene derecho a silbar y exigir a sus jugadores lo máximo. Por eso, lo mejor para el portero, para el club y para la afición, es que haya llegado el momento de la marcha de Casillas.