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La undécima de Zidane

de Alejandro Alonso

En la vida hay gente tocada por la varita mágica. Zinedine Zidane llegó hace 19 años al Real Madrid para conseguir títulos, y lo hizo. Para el recuerdo queda aquella volea mágica en la final de la Champions ante el Bayer Leverkusen. Se retiró apenas unos años después tras entrar en los libros de historia del conjunto blanco. 

Años más tarde volvió para ser el nexo de unión entre jugadores y directiva, pero donde realmente marcó la diferencia fue en el banquillo. El técnico francés se convirtió en el segundo entrenador de Ancelotti durante la temporada 13/14. Ahí tuvo un máster bajo las órdenes de uno de los mejores técnicos de la historia y conoció de cerca a un grupo plagado de estrellas que haría brillar infinitamente más durante los siguientes años. Consiguió conquistar la Décima con los blancos y una Copa del Rey marcada por la carrera de Bale en Mestalla. En vez de salir a algún club europeo, ya que ofertas nunca le han faltado, decidió bajarse al barro de la Segunda B para seguir sumando minutos en el banquillo.

Las cosas se precipitaron en la 15/16 y tuvo que salir al rescate del Real Madrid. Casi consigue el milagro en LaLiga (se quedó a tan solo un punto del Barça cuando estos le sacaban 12 a falta de pocas jornadas) pero se hizo con la Undécima Champions ante el Atlético de Madrid. A partir de ahí, llegó la historia. Dos Champions más, una Liga, dos Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de Clubes

Se marchó debido al desgaste de tanto éxito y con razón.

Apenas un año después, cuando las cosas invitaban a huir y alejarse todo lo posible del Real Madrid, volvió a demostrar su carácter y se hizo cargo de un equipo a la deriva. No le hacía falta, ya era una leyenda tanto del verde como de los banquillos del conjunto blanco, pero quiso rescatar al equipo. Blindó a cal y canto al equipo y ayer obtuvo su recompensa. 

La 34ª ha sido su mejor volea en el Real Madrid.


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