Lo sentimos, haters; Cristiano, campeón
En enero fiaron todas sus ilusiones y posibilidades de éxito al carro blaugrana. Cuando soñaban con verse en San Siro levantando la Copa de Europa se dieron cuenta que el Atlético de Madrid, con Griezmann a la cabeza, privaba todas sus expectativas en cuartos de final. Pero poco importó que tuvieran que aferrarse precisamente a quienes los habían eliminado con tal de sofocar su ardiente antimadridismo. Se hicieron del Atleti en tiempo récord. Así llegó la final en Milán y fracasaron tan estrepitosamente que el Madrid levantó la undécima y, ya en junio, redujeron toda notoriedad a la actuación no de su equipo, sino de su jugador franquicia. No les quedaba otra, claro. Pues volvieron a fracasar. Messi, que llegó a la final de la Copa América, falló uno de los penaltis decisivos y anuló cualquier ápice al que los vilipendiados pudieran agarrarse. En un ejemplo de no rendición, esperaron unos días para que en julio la Eurocopa sirviera como bálsamo, apostando por Griezmann en un all in que tenía por objetivo arrebatar el más que probable balón de oro para Cristiano Ronaldo. Y es que es tal el resentimiento y la envidia que Cristiano consiguió que media España apoyase a Francia en la final de la Euro. Algo inalcanzable para cualquiera excepto para Cristiano. Poco le importaba al patriota común los guiñoles y los pitos a Nadal con tal de dañar al máximo representante del madridismo. Antes de eso, en la semifinal, Bale y Cristiano junto con Pepe -y Kroos por el otro lado de los enfrentamientos- se jugaban el pase a la final, es decir, justo lo contrario que hizo la MSN en la competición americana. Y llegó la final. ¿Cuál fue el resultado? La frustración, la derrota y el más absoluto de los fracasos. Cristiano Ronaldo alzó su primera Eurocopa con Portugal completando así una temporada histórica: 54 goles, máximo goleador y campeón de la Champions League con el Real Madrid y campeón europeo con su selección. Todo ello mientras Messi era noticia por ser condenado a 21 meses de cárcel por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda. En resumen: en enero fueron del Barça, en mayo del Atleti, en junio de Argentina y en julio de Francia y de Griezmann. Ni uno dio resultado. Un final de temporada que, por si fuera poco, asegura un balón de oro que será entregado por Xavi de la misma manera en la que ayer tuvo que entregar la Eurocopa a Cristiano, solo que en la gala no podrá escabullirse como en el día de ayer. Ver a Xavi entregando el balón a Ronaldo -que como dijo el propio Griezmann, será suyo ya que “ha ganado las competiciones más importantes”- será el mejor resumen que pueda hacerse de la historia de los haters con Cristiano y el Real Madrid. Una ola de bilis tan sideral como la que hoy vomita el antimadridismo guardará una pequeña dosis para ese día. Lo sentimos.