Los árboles de Múnich y el bosque encantado de Lisboa
Presentaba el Bayern el partido como un infierno para el Real Madrid sin saber que en esta ocasión los bomberos sí traían manguera. El incendio, las dudas y las críticas se quedaron en Baviera, mientras los de Ancelotti regresaron a la capital de España con un billete directo para la final de Lisboa. La bestia fue blanca y arrolló al eterno rival en Europa y al cansino estilo de la posesión en una noche para la historia. Dos en uno, incluido el enésimo favor del club de Chamartín al fútbol mundial en sus 112 años de historia.
Y entre todos los nombres un gran vencedor, Carlo Ancelotti. El italiano ha firmado una primera temporada brillante y un tramo final de campaña soberbio. Muchos no confiaron nunca, otros le atizamos tras las derrotas de San Mamés y el Sánchez Pizjuán -quizás merecidamente-, pero Ancelotti ha sacado su mejor versión con el florecer del mes de abril. El técnico madridista comenzó a ganar el encuentro en la rueda de prensa previa y sobre el césped pegó un verdadero repaso táctico a Guaridola, el más grande que ha recibido el catalán en toda su carrera en los banquillos. Esta es la primavera de Carletto.
Nada menos que 12 años han tenido que esperar los madridistas para volver a ver a su equipo en la gran final europea. Una larga travesía por el desierto en la que han tenido que soportar a Calderones, Nanines, Juandes y Gravensens. Una alegría merecida, tanto para los que están como para los que nos dejaron en este tiempo. Un madridismo que ha tenido que bregar con los poderes fácticos en una lucha que continuará mucho más allá de la final de mayo.
Los árboles de Múnich no fueron impedimento para un Real Madrid que llegará con honores al bosque encantado de Lisboa. Para la guerra de Lusitania el ejército blanco no podrá contar conXabi Alonso, que deberá lucir galones desde la grada de Da Luz. Una norma injusta que va contra el propio espectáculo. En las finales deben estar los mejores -salvo infracciones graves- y el tolosarra es uno de ellos. Será el momento para que el alumno Illarra saque el capote y se examine en una plaza de primera ante una ganadería de toros bravos. Bajo la atenta mirada de su maestro, el de Motrico tendrá la oportunidad de demostrar los conocimientos adquiridos tras un máster de un año al lado de Xabi Alonso.
Mención especial merece Sergio Ramos, que sacó lo mejor de su repertorio en una noche adeudada por la Champions desde aquella fatídica tanda de penaltis en 2012. De una forma mucho más pausada que contra Osasuna, el de Camas vio portería por partida doble para convertirse en el gran héroe del madridismo en Múnich. Cuando los éxitos se buscan de una forma natural se disfrutan el doble y el central encontró su premio ante el Bayern... y con Neuer en la portería. Enhorabuena Sergio, enhorabuena Carlo y... enhorabuena a los madridistas y a todo el Real Madrid.