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Luis 'Dos Caras' Suárez

de David Marcos

El grupo de la muerte del Mundial ha acabado como nadie se esperaba, con dos campeones del mundo eliminados en primera ronda y con Costa Rica pasando como primera de grupo. Si alguien hubiese predicho esto poco antes de comenzar el Mundial, se le habría tildado, como poco, de loco. Sin embargo, tres partidos han servido para ver la caída de dos grandes selecciones como son Italia e Inglaterra.

Los pross se marchan del Mundial con buenas sensaciones en el juego, pero pésimas mirando la clasificación. Últimos, con un solo punto y gracias al empate en la última jornada ante una Costa Rica que tenía casi asegurado el primer puesto. Así ha sido la actuación de los de Hodgson en Brasil, no mucho mejor que la de una Italia que tenía todo a favor para pasar tras la victoria del primer partido, pero que ante Costa Rica y Uruguay mostró la peor versión posible y se marcha para casa con el rabo entre las piernas y con el adiós definitivo de Pirlo a la Azzurra.

En el otro lado se encuentra Uruguay, que veía canutas su clasificación tras perder contra Costa Rica en el primer encuentro. Por entonces, todas las esperanzas de los charrúas pasaban por un jugador. Un delantero que un mes antes de la celebración del Mundial se operó del menisco de su rodilla y que aún así ha sido uno de los grandes destacados de la primera fase. El del Liverpool surgió como el salvador en el segundo partido ante Inglaterra, y con una actuación magnífica, permitió a su selección seguir soñando con la clasificación. Además, la victoria de Costa Rica sobre Italia dejaba todo en el aire antes del último choque.

Así llegaban Italia y Uruguay al tercer partido. A los transalpinos le servían dos de los tres resultados posibles, pero al final se acabó dando justo el que le valía a los uruguayos gracias a un cabezazo de Godín. Sin embargo, la imagen del partido no fue esa, como tampoco lo fue la celebración de los charrúas después del partido o el adiós de Pirlo a la selección italiana. Todo quedó paralizado a falta de unos 20 minutos para el final del choque, cuando en una jugada aparentemente sin chicha, Suárez le propina un mordisco a Chiellini que bien podría haber firmado el propio Hannibal Lecter

Porque así es Suárez. Como si del famoso villano de Batman se tratase, parece como si el uruguayo lanzase una moneda al aire antes de los partidos. Si sale cara, aparece uno de los mejores delanteros del mundo, capaz de eliminar él solito a Inglaterra o de ser el mejor delantero de la Premier y terminar compartiendo con Cristiano Ronaldo la bota de oro firmando su mejor temporada en solitario y siendo el eje sobre el que el Liverpool estuvo a punto de lograr un título liguero. La otra posibilidad, la que todo el mundo teme, que salga cruz. Que aparezca el Suárez agresivo, que pierde el control y que por esa locura mental transitoria tan suya, se pueda quedar sin jugar lo que resta de Mundial si la FIFA hace su trabajo. No hay que olvidar que es el tercer mordisco de Suárez en poco menos de cuatro años. Una auténtica salvajada que le va a perseguir, y con razón, el resto de su carrera. Ese san benito no se lo quita nadie. 


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