Narváez, 'El Tigre' de 'La Fábrica'
No es el que más cobra, no. Ni tiene la repercusión social de Ödegaard. Ni siquiera es un habitual en las convocatorias de Zidane. Pero ya ha demostrado estar sobradamente capacitado para serlo. Apenas tuvo treinta minutos, pero fueron más que suficientes para demostrar que está preparado para jugar en Segunda B. Sí, les hablo de Juanjo Narváez. Delantero de área, una raza en sí misma. Un jugador dotado de las cualidades perfectas para hacer sangre a los rivales. De esos que desempolvan las redes a base de golazos y, si se tercia, salva a su equipo cuando las cosas se ponen feas.
Así lo demostró ayer en el miniderbi madrileño frente al Fuenlabrada. El conjunto castillista disponía de las mejores oportunidades, pero los goles no acababan de llegar. De hecho no fue hasta el minuto 80 cuando los blancos pusieron el marcador a su favor. Un doblete de Narváez en apenas tres minutos, y un auténtico golazo de Burgui de falta decantaron la balanza a favor de los merengues. El colombiano entró al campo en el minuto 66, para sustituir a Benavente, y revolucionó el partido por completo.
Como esas pequeñas lagartijas, de culo inquieto y habilidad pasmosa, el joven delantero desquició a los defensas rivales. Y a todo el que intentaba -sin conseguirlo- pararle dentro del área. El colombiano siempre estaba, en el momento justo y en el lugar exacto. Para rematar a gol, haciendo fácil lo difícil. Solucionándole la vida a Zidane, o complicándosela más bien. Porque el regreso de De Tomás, e incluso de Markkanen, están cerca y, por ende, la vuelta de Narváez al segundo filial. El galo tendrá que decidir ahora entre este trío de rematadores…¡bendito problema para Zizou!
Hace tres temporadas, y con apenas 16 'añitos', el de Pasto pisaba por primera vez las instalaciones de Valdebebas. Desde entonces, no ha hecho más que deslumbrar en cada partido. Quienes le conocen hablan maravillas de él. Pero no hace falta conocerle para darse cuenta de que este chico tiene magia. Basta seguirle por el campo apenas dos minutos. Eso si tu vista te lo permite, claro. Porque se necesita una vista prodigiosa para hacerlo, y seguramente la tuya no sea lo suficientemente rápida.
Lo sé, este discurso puede sonar oportunista, pero la actuación del colombiano en el día de ayer no merece menos. Cuando en las gradas y en el campo ya se asumía el empate, Narváez decidió que no. Que quería ir un poco más lejos. Que el Castilla iba a ser líder en solitario, y que el liderato iba a llevar su firma en forma de doblete. ¡Y cualquiera se atreve a discutírselo! Sus deseos fueron órdenes. Los blancos ya se sitúan a la cabeza de la clasificación y el colombiano es el artífice de ello.