Ningún bulo puede con Keylor Navas
Como la confesión acerca de los favores de la RFEF al F.C Barcelona que presidía Laporta, consecuencia de la buena relación del expresidente con dicha federación así como con el comité de árbitros, que hizo el ex-vicepresidente culé Alfons Godall en 2012 no tuvo repercusión mediática, como tampoco la tuvo la retirada del árbitro Paradas Romero por la presión del director técnico del Comité Técnico de Árbitros por no expulsar a Mourinho en un partido contra el Rayo hace dos años, no dedicaré la totalidad del artículo a opinar acerca de la verosímil y más que creíble denuncia anónima de un linier incógnito acerca de las presiones de un árbitro desconocido para pitar a favor de uno y en contra de otro. No por falta de ganas, sino por no quitarle tiempo y notoriedad a los que siguen en el foco de la prensa y los medios serios, como el culpable de que el Madrid sólo lleve tres goles en doce partidos entre Liga y Champions: Keylor Navas. Después de la exhibición en Balaídos uno no duda de que el fax que imposibilitó la recalada de De Gea en Madrid no llegó a tiempo porque lo paró el costarricense. Se erigió contra el Celta en el jugador más determinante del partido, protegiendo la portería con un abanico de paradas de todas las condiciones que sólo fue perforada tras un chut impecable de Nolito. Fue tal la exposición y es tal el estado de forma del guardameta, que este Madrid de Benítez es el más seguro desde hace más de 15 años, encajando un trío de goles en los mismos partidos en donde, la temporada pasada, llevábamos diez. Una justicia que merece el portero que sufrió la dictadura antimeritocrática del jugador y la prensa -los mismos que hoy se rinden a la evidencia- que lo sentenció aprisionado en el banquillo que hoy, virtudes, trabajo, paradas y perseverancia por bandera, cada vez se sitúa más lejos. Esto, sumado al Madrid de escuadra y cartabón -pese a las relajaciones de los últimos minutos y los despistes endémicos de siempre- diseñado por un Rafa Benítez cada vez más eficaz, sitúa al Madrid líder mientras los focos, alérgicos ante el escenario, orientan los debates a los bulos quiméricos que utilizan los que se visten de vendas antes de la llegada de la herida.