No es francés todo lo que reluce
En las últimas horas se filtró a la opinión pública el interés del Real Madrid en el fichaje de Benoit Badiashile. Se trata de un nombre más añadido a una vasta lista de centrales que el club blanco está monitorizando para cerrar la ansiada cuarta pieza que enderece a una retaguardia coja más allá del eje Ramos-Varane. Pero no es un nombre cualquiera, sobre todo si aludimos al carnet que certifica que el zaguero del Mónaco es, como no, francés.
Y no pasa nada, porque no es delito, pero sí sorprende que el Real Madrid, y sobre todo Zinedine Zidane, esté tan encerado en el mercado de su nación. La obsesión del entrenador ha sido palpable en algunos casos, como cuando puso al club entre la espada y la pared por la firma de Paul Pogba. Era el centrocampista idóneo y no había otra solución para el laberinto, pero con la irrupción de Valverde, el club tumbó todos los argumentos que motivaron la rebeldía. En el caso de Badiashile, el interés ha cogido por sorpresa a propios y extraños, sobre todo porque apenas ha disputado 16 partidos de Ligue 1 este año, pero no falta el reduccionismo típico que a sus 19 años le asemeja con Varane, comparaciones siempre odiosas e infundadas. Entre otras cosas porque no siempre saldrá un gladiador como el ex de Lens, y menos por un previo pago de 10 millones de euros en estos tiempos.
Pero en lugar de generar asombro, sorpresa o al menos reflejarlo en forma de opinión a modo de anécdota, los medios de comunicación no son asiduos a la reflexión sobre esta política de 'Zizou', hechizados por tres Champions y una liga recién sacada del horno que apaga todo atisbo de duda en la gestión y que esconde en el cajón cualquier papel y bolígrafo que hagan ademán de ser subversivos. Bien sabido es que, con otros entrenadores, muchos habrían denunciado la dudosa fiabilidad de desembarcar a sus hermanos de lenguaje, como el que se lleva a un amigo sin que el contexto lo avale. Hay vida más allá de jugadores franceses justificados en muchos casos, un mercado al alza de rutilante talento constante, pero que en algún momento también presenta balsas de aceite. El Real lo sabe bien, abrazado también al mundo carioca de la samba, pero es necesario que 'ZZ' amplíe al mundo su golpe de vista. El marsellés tiene plenos poderes para moverse como pez en el agua en el mercado, una ambición que, por cierto, tuvo Mourinho y no acabó muy bien con el club.