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QUE LA FUERZA DE LOS ÁRBITROS TE ACOMPAÑE

de Juan Carlos Rivero

El penalti de Benatia a Lucas Vázquez y la eliminatoria que el Madrid disputó frente al Bayern movilizó a los portadores del pensamiento único, apagados en su euforia ante el incontestable triunfo del Barça en la Liga. Los quince puntos de distancia con el Madrid habían dejado somnolientos a los críticos de la razón del árbitro según a quién piten o favorezcan. Así que las células durmientes emergieron para acusar conspiraciones…desconozco si se referían a las judeo masónicas, cantinela que escuché y algunos familiares cercanos sufrieron durante unos cuantos años. 

No sólo los errores arbitrales, siempre discutibles, por supuesto, se utilizaron para negarle el pan y la sal a los esforzados jugadores madridistas, que por su mala cabeza a punto estuvieron de caer con la Juve y el Bayern dicho sea de paso, también los errores del rival. Así se elevó a primer plano el tremendo fallo de Ullreich, el guardameta alemán, en el partido de vuelta del Bernabéu que fue aprovechado por Benzema para marcar. 

Y aún hubo más. Se achacó al debe del Madrid que Neymar se lesionó y no jugó la vuelta en París, que Pjanic estaba sancionado en la ida de Turín, y que Boateng y Robben se lesionaron en la ida de Múnich y Arturo Vidal unos días antes. Fallos arbitrales, errores del rival y lesiones. Todo unido en una especie de conjura mundial dirigida por fuerzas imaginarias pero muy efectivas. Pura paranoia. 
Porque resulta que llegó el clásico con el Barça campeón y a quince puntos de distancia del Madrid, lo que invitaba a un anodino partido en hora de cena, o también a un festival local de fin de fiesta liguera y lo que salió fue un partido muy disputado que pudo ganar cualquiera de los dos y en el que hubo errores arbitrales y lesiones y también fallos. O sea, puro fútbol. 

Todo discutible. Si debió o no ser expulsado Sergi Roberto por el manotazo, o Bale por su entrada, anular el gol de Messi por falta previa de Suárez, o dar penalti en la entrada de Alba a Marcelo. La mayoría pensará una cosa, la mayoría del Barça y los del Madrid lo verán de un modo diferente. Siempre ha de haber alguien que ponga un poco de cordura. Si es que aún queda alguien sensato en esto del fútbol. 

La conclusión es que todo lo que sucedió en el Clásico fue fútbol. El buen juego inicial del Barça, la respuesta del Madrid. La expulsión de Sergi Roberto y todo lo demás incluidos los golazos de Messi y Bale. Y también la lesión de Cristiano lo que probablemente privó al Madrid de cerrar el partido en la segunda parte. Lo importante es que nadie por ello diga que hay una campaña mundial dirigida por poderosos prohombres que tratan de dirigir la realidad para que el Barça gane la liga. Una barbaridad que sólo sería fruto de la paranoia, la misma que se vuelve contra el Madrid para desmerecer su condición de finalista de la Champions por tercera vez consecutiva apelando a todo tipo de fuerzas externas y manipuladoras. No vale en ninguna de las situaciones. Los árbitros no siempre aciertan, a veces fallan mucho. Los jugadores se lesionan, también los cracks, y los porteros, defensas, medios y delanteros fallan, más de lo que les gustaría. A ver si lo entendemos y aceptamos. Y, de paso, lo respetamos.


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