.

Un aviso a tiempo

de Javier Barrio

La espectacular temporada que está firmando el Real Madrid desde que el pasado mes de septiembre tropezase en Anoeta y ante el Atlético de Madrid tuvo en Mestalla un frenazo inesperado que, tarde o temprano, tenía que llegar. Resulta casi imposible mantener el sobresaliente nivel de juego y estado físico desplegado por el equipo en octubre y noviembre, más aún sumando importantes bajas en ambas facetas como es la de Luka Modric.

El Real Madrid recibió ante el Valencia el primer aviso serio del curso. La lluvia de elogios recibidos en estos últimos meses no puede ser una distracción. Los títulos se deciden en abril y mayo, y será ahí cuando el equipo pueda levantar el pie del acelerador. Hasta entonces, toca remar para solventar el apretado calendario con Copa del Rey primero, y Champions League después.

Dos derrotas consecutivas que ponen en peligro el estado de euforia que vivía el madridismo en el final de 2014. Dos derrotas que, sin embargo, no han hecho saltar las alarmas. En Mestalla se vio un equipo con ambición, que no perdió la cara al partido, y que pagó muy caros errores puntuales en las dos áreas. Si los hombres de arriba hubiesen tenido un día como otro cualquiera, el resultado hubiese sido muy distinto y los tres puntos estarían en el casillero blanco.

El feudo valencianista es un estadio en el que entra dentro de lo previsto este tipo de contratiempos. Un tropiezo que llega en buen momento, suavizado además con la derrota culé en Anoeta, y que debe servir para preparar los encuentros de este tipo que esperan al equipo en el camino hacia los éxitos. El primero de ellos llegará este miércoles, donde espera un Atlético de Madrid que obligará a recuperar esa versión que tantas alegrías dio al madridismo durante 22 partidos consecutivos.


Otras noticias
PUBBLICITÀ