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Vinícius debería pensar seriamente en buscar una salida

de Diego Fuentes

Pocos o ningún rescoldo queda ya de aquel joven brasileño de 18 años que, en unos meses en los que el Real Madrid tan solo era ceniza, se erigió como la bocanada de aire fresco que necesitaba el equipo. Su desfachatez ante sus marcadores impresionó al mundo. Era impropio de un imberbe futbolista que hasta hacía unos meses lideraba al Flamengo en su Brasil natal. Río de Janeiro tenía un diamante en bruto, pero a Lopetegui le temblaba el pulso cada vez que se sondeaba la posibilidad de que el carioca tuviera minutos ante la incompetencia de los supuestos titulares. 

Con Solari todo cambió, y su rol fue tan protagonista que era de los pocos jugadores que aprobaba (y con nota) en los partidos. Cuajó un gran tramo de temporada desde diciembre hasta marzo, donde su lesión coincidió con la caída del Rey de Europa en una humillante derrota ante el Ajax (1-4). Dos meses de asueto, y cuando estaba a punto, con un cierre de temporada testimonial, Zidane no le dio bola y se quedó sin Copa América. 

Este año, sus primeros meses de competición contrastan y mucho con su rendimiento hace un curso. Sigue sin ser determinante en los últimos metros. Si bien es cierto que goza de una explosividad que mantienen continuamente en tensión al contrario, a veces esa ventaja se convierte en un inconveniente cuando se pasa de frenada, fuerza un último regate que no demanda la jugada o se precipita en una entrega estéril que acaba en los pies del rival.  En esas, el Madrid pierde la superioridad en el ataque, y con el equipo expuesto debe retroceder a marchas forzadas. Y cuando encara la meta, su mirilla es un tiovivo. Por no hablar de que Hazard, el flamante fichaje, juega por su costado favorito, el izquierdo. Su adaptación a la derecha ha sido por completo infructuosa, todo lo contrario a lo ocurrido con su homólogo Rodrygo, con quien las comparaciones son irremediables por la similitud de sus perfiles.

El ex del Santos siempre está donde debe. Cuando no, aparece por sorpresa eligiendo siempre la mejor opción para dejar en una posición ventajosa al compañero, y su resolución de las jugadas es brillante. Vinícius llegó con un cartel mucho mayor, pero la mediaticidad otorgada a un futbolista no siempre va a misa. Él y el Madrid deberían pensar en una cesión, en un club donde pueda sacudirse y no asuma tanta presión. Ahora mismo, no tiene nivel para ser un asiduo en los planes de Zidane.