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Yo también hubiera fichado a Illarra

de Jorge Calabrés

Corría el verano de 2013 cuando todo el mundo hablaba de un joven mediocentro de la Real Sociedad como un jugador que dominaría el centro del campo de un gran club en los próximos años. Esa promesa no era otra que Asier Illarramendi. El de Motrico, tras haber realizado una gran temporada con el conjunto txuri-urdin, lideró a la Sub21 que se proclamó campeona de Europa. Su trabajo en la medular permitió liberar a Thiago e Isco para que brillaran en ataque. Ni tan siquiera Verratti estuvo en aquel torneo a la altura de un Illarra que llamaba a la puerta del Real Madrid como el nuevo Xabi Alonso

Illarra tenía personalidad, no le pesaban los galones y lideraba el centro del campo. El Real Madrid se interesó por sus servicios en busca de un recambio que en unos años pudiera sustituir a Xabi Alonso. El proyecto era que el tolosarra fuera un padre deportivo para el joven, que creciera a sus pechos y que con sus consejos pudiera dar un salto cualitativo en un escaso periodo de tiempo. Todo pintaba bien. La decisión estaba clara en las oficinas del Santiago Bernabéu: Illarra era el deseado. 

La Real Sociedad no puso fácil su venta, pero Illarra presionó, y mucho, para jugar en el Real Madrid. "Era un tren que solo pasa una vez en la vida", decía el jugador. Finalmente el club blanco pagó 32 millones de euros, aunque algunos para criticar la operación decidieron sumarle el IVA y hasta el viaje desde San Sebastián. El fichaje parecía un gran acierto. El Madrid no había cometido el mismo error que con Xabi Alonso años atrás. Además, la llegada también de Isco confirmaba la apuesta por esa generación sub21 que estaba predestinada a liderar el cambio generacional en la Selección. 

Sin embargo, el fútbol no es una ciencia exacta y nunca se llegó a ver a ese gran Illarra en el Santiago Bernabéu. Fue de más a menos, marcado por una aciaga noche en Dortmund de la que jamás consiguió escapar. No se sobrepuso a la presión de llevar la camiseta del Real Madrid y el centrocampista vasco no llegó a destacar. Se le dieron varias oportunidades de revertir la situación, pero no convenció. Esta pretemporada era su última bala para triunfar vestido de blanco. Tampoco cuajó, no convenció ni a Benítez ni a una afición desilusionada con un jugador en el que confió. Yo, y el 90% del madridismo, hubiera fichado al Illarra de 2013. A ese futbolista con jerarquía y mando en el centro del campo. Ahora vuelve a la Real Sociedad en una operación buena para el Madrid y para el futuro del mediocentro. Buena suerte, Asier


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