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Zidane y la precipitación

de Mónica Rodríguez

Preocupa el Castilla, y mucho. Y lo hace aún más su futuro. El pasado fin de semana el conjunto dirigido por Zidane cayó en Fuenlabrada manteniendo su casillero de la clasificación con un rosco. Cero puntos de nueve posible en las tres primeras jornadas han hecho sonar las alarmas en el filial madridista. Además, cero explicaciones ya que tras los partidos no hablan ni el míster ni los jugadores.

Varios son los factores y los motivos de que el S.O.S. se haya implantado en el segundo equipo del Real Madrid: las idas y venidas de los jugadores -hasta siete nuevas caras y once bajas-; la falta de gol, la mala suerte y un factor no esperado, que aunque duela, tiene nombre y apellidos: Zinedine Zidane.

Nadie duda del jugador que fue y de todo lo que ha dado el francés a la entidad blanca. Nadie duda de que está en el olimpo del fútbol. Nadie duda de su magia, de sus regates, de sus goles con la elástica madridista. Todos los aficionados del fútbol le admiran, sea del equipo que sea, y aquel cabezazo a Materazzi quedó en el olvido por su gloriosa trayectoria. De hecho, aún sigue levantado a los aficionados de sus asientos en esos amistosos de veteranos. Por parte del club de Chamartín tiene crédito de sobra, por aquella inolvidable volea que supuso ‘La Novena’, pero ¿está realmente preparado?, ¿que haya sido uno de los mejores futbolistas -e ídolo madridista- ya significa automáticamente que tenga que ser un fantástico entrenador? Rotundamente no.

El galo no posee el título de entrenador nacional, el nivel III, se sacó un título en Francia que no está homologado en España, y por eso no puede ser el primer entrenador del Real Madrid Castilla. Sin embargo eso no es un problema para que el mago lleve al filial madridista. No es un problema en lo institucional pero se aprecia que está siendo un problema en lo deportivo porque los resultados así lo reflejan. El francés necesita  adquirir unos conocimientos que está demostrando no tener. Zidane necesita aprender más sobre el complicado mundo de los banquillos. Necesita formarse y preparase para llevar un equipo de esa categoría. No tengo dudas de que si se gesta, en el futuro, se hará cargo de grandes equipos, pero ahora, sin el aprendizaje necesario, no es el momento. Como dice el refrán: "Si no sabes torear para que te metes".

Y esta precipitación y esas ganas de ver a Zidane dirigiendo a un equipo que viste de color blanco ha sido el detonante de este error no forzado y de este último factor y motivo de la situación del filial madridista. Y para reflexionar, a la pregunta anterior habría que darle la vuelta: ¿Qué seas uno de los mejores entrenadores del mundo significa que hayas sido un buen jugador? Solo aportaré un ejemplo: José Mourinho.


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