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Esto es un desastre

de Javier Rubiano
Carlo Ancelotti, Real Madrid

Resulta complicado imaginar un escenario en el que el Real Madrid, con semejante plantilla, sea incapaz de jugar bien al fútbol aunque sea un partido. Pues bien, estamos ya en octubre, y ver a este equipo se ha convertido en poco menos que una tortura. El ridículo de anoche ante un Lille que llegaba al partido con nueve bajas y que solo había ganado uno de sus últimos seis encuentros no hace más que confirmar las dudas que los de Carlo Ancelotti vienen despertando desde la primera jornada de Liga.

Más allá de que en el Santiago Bernabéu cada partido parezca un parto, fuera de casa la situación es tétrica. Por ahora, son cinco encuentros a domicilio los que ha disputado el Real Madrid esta temporada: una victoria (Real Sociedad), tres empates (Mallorca, Las Palmas y Atlético) y una derrota (Lille). Un bagaje muy pobre para un equipo que, sobre el papel, tendría que ser una apisonadora.

Podría señalar varios nombres propios, pero cuando tantos futbolistas juegan (muy) por debajo de su nivel habitual, quizá la culpa está en el banquillo. Ancelotti no está dando con la tecla, se empeña en dejar en el ostracismo a un Arda Güler que casi le salva la noche ayer, en apostar por Fran García y Modric como revulsivos cuando no dan el nivel (uno por falta de calidad, el otro por el inevitable paso del tiempo) y en tomar decisiones cuanto menos discutibles (lo de no dejar subir a rematar a Lunin en la última jugada del partido...).

Mucho que cambiar, pero la sensación generalizada en redes sociales anoche apuntaba a un fin de ciclo evidente de Carlo Ancelotti. Permítanme sumarme a esa corriente. Muchas gracias por todo, pero este Real Madrid tiene que dar mucho más.

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