Qué más tenemos que hacer para merecerte, Federico

Solo he tenido dos ensimismamientos por jugadores del Real Madrid desde que tengo un mejor uso de conciencia, y prácticamente han venido ambos seguidos. El primero fue Gareth Bale, la sombra de Cristiano Ronaldo, el héroe que no dejó que el portugués se fuese con las manos vacías tras mucho intentarlo. Porque el galés no fallaba cuando las circunstancias más lo necesitaban, aunque siempre lo hizo de manera silenciosa. Y creyendo en las reencarnaciones emocionales y espirituales, al menos por lo que significan y lo que demuestran, Federico Valverde ha tomado el testigo del extremo, y salvando las distancias en formas de entender la vida. Los dos comparten la infravaloración continua de muchos aficionados, así como del mundo del fútbol.

Te retirarás, Fede, y espero que sea en tu segunda casa, el Real Madrid, y habrá madridistas que no te hayan entendido ni vivido. No sé si el karma o la injusticia volverá para atormentar a aquellos que nunca confiaron ni a los que desprestigian tu labor y tu clase, pero lo que sí es seguro es que muchos otros estaremos allí para apoyarte en cualquier paso que des aquí, de blanco. Nunca fallaste, ni tampoco fallarás, porque no es tu destino ni tampoco quieres hacerlo. El corazón de león como Ricardo, la fuerza de los elegidos, el coraje de los gladiadores, el amor de una madre, y la lucha y entrega de los más fuertes, aquellos que reconocen lo que son realmente.

No sé si en algún momento seré capaz, además de todo el madridismo, de encontrar otro jugador como tú corriendo con la blanca en cada estadio para defender al Real Madrid. Tampoco sé si podremos recompensarte en algún momento, de hablar de ti como deberíamos, o de valorar tu capacidad para emocionarnos cada vez que celebras un gol. Hay tantas cosas que no sé, y que lo único que sé es el gran amor que te tengo. Gracias, Federico, por todo... y por lo que queda.

"Te habría seguido. Mi hermano. Mi capitán. Mi rey".