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La excepción dejó de serlo hace tiempo

de Javier Rubiano
Real Madrid CF

Vaya papelón. No se puede definir de otra forma el espectáculo que ofreció el Real Madrid ayer en Talavera. Un partido de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante un Primera RFEF que Mbappé disputó entero pese a haber estado renqueante de la rodilla en los últimos días. Un partido en el que solo hubo un jugador del Castilla en el once titular (David Jiménez) y en el que solo debutó un mirlo en la segunda parte (Cestero, y precisamente cuando el resultado estaba más abierto).

Todo parecía encarrilado al descanso gracias a un penaltito que transformó Mbappé y a un gol en propia puerta. No era para lanzar cohetes ni para sentirse orgullosos, pero al menos la victoria parecía segura. La segunda parte transcurrió de la manera más aburrida que se imaginen, con un Xabi Alonso que demostraba con sus sustituciones que no se fiaba ni un pelo. Y hacía bien, porque el Talavera se metió en el partido con el 1-2 aprovechando la autopista que Fran García puso a disposición de los locales. Fue entonces cuando el guardameta talaverano decidió cantar en el 1-3 que, esta vez sí, parecía cerrar el triunfo... Pero apareció Bellingham con ganas de devolver el favor a los castellanomanchegos. Pérdida de balón con la consiguiente falta innecesaria en la frontal que derivaría en el 2-3.

De ahí al pitido final solo transcurrieron tres minutos, pero fueron suficientes para que Lunin evitase la prórroga en otro centro al área del Talavera. Por fin llegó el pitido final y la televisión enfocó a un Xabi Alonso con el rostro desencajado. Con la cara de quien sabe que más pronto que tarde será despedido. Porque el papelón de ayer, por desgracia, no viene siendo la excepción, sino la regla. 


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