Vuelta a los infiernos: la crónica del Real Madrid 2-5 Barcelona
El Real Madrid se volvía a enfrentar al FC Barcelona en la final de la Supercopa de España, esta vez, buscando inaugurar el 2025 con la consecución del tercer título de la temporada. Tras eliminar a Mallorca y Athletic, respectivamente, ambos equipos se citaban de nuevo en Arabia Saudí, reviviendo las dos últimas ediciones. Los blancos llegaban con sed de venganza por el 0-4 encajado en el clásico de octubre, mientras que los blaugranas se presentaban con el deseo de inaugurar con metales la era Flick. Se encontraban, por tanto, los dos conjuntos ante un partido más que vibrante y con mucho en juego, ya que conseguir este trofeo podría suponer un impulso para el equipo vencedor y un paso atrás para el eterno rival.
De primeras, ambos entrenadores salían con sus onces esperados. No hubo experimentos de un entrenador italiano, que acudió a Tchouaméni para la posición de central, Lucas de lateral y Rodrygo completando el ataque con Vinicius y Mbappé. Es decir, los mismos jugadores que eliminaron al Mallorca el pasado jueves. Por parte del equipo azulgrana, la sorpresa estaba en la portería, ya que Szczęsny le ganó finalmente la partida a Iñaki Peña. Aun así, más allá de esto último, dos planteles esperados y muy reconocibles en cada uno de los dos equipos.
IMPRESENTABLE PRIMER TIEMPO DEL REAL MADRID
Tras una presentación con un espectacular juego de luces, humo y fuegos artificiales, Gil Manzano dio comienzo con mucha puntualidad a la gran final de la Supercopa de España. Sobre el papel el Barcelona parecía querer la pelota y el equipo blanco esperaría los espacios. Y en los primeros minutos Thibaut Courtois ya tuvo trabajo en varias ocasiones. Primero, después de una perdida de Fede Valverde, tras la que Lamine puso en serios aprietos al meta belga, aunque la sacó muy bien. Posteriormente, un centro a bocajarro de Raphinha lo volvió a sacar de nuevo Courtois, como el mejor portero del mundo que es. Pero contra todo pronóstico en este inicio, a la contra, Vinicius y Mbappé reventaron en velocidad al Barcelona.
El brasileño recuperó y el francés ahora sí se estrenó en los clásicos tras un regate espectacular. Su tercer gol en su tercera final, que iniciaba el encuentro por todo lo alto, pero que no se entiende sin las paradas previas del portero merengue. Un poco como los triunfos blancos en su historia reciente. El de Bondy parecía estar realmente fino, pero después sufrió un traspié con Koundé que le provocó una torcedura de tobillo poniendo en seria duda el resto de la final. Tuvo que abandonar el campo dos veces para mejorar su tobillo, pero lo siguió intentando y pareció asentarse de nuevo.
A pesar de empezar ganando, el Real Madrid estaba siendo inferior y el Barcelona llegaba con mucho peligro en los pasillos interiores. Al final, tanto fue el cántaro a la fuente que Lamine Yamal castigó al conjunto de Ancelotti con un golazo ante el que nada pudo hacer Courtois. Choque igualado en tan solo 22 minutos. Sin embargo, esta diana hizo que el equipo merengue diera un paso adelante teniendo más presencia en campo rival, aunque de nuevo no todo ocurrió como parecía, con una defensa desastrosa.
En una jugada aislada, Camavinga cometió el error de ir a un duelo que tenía perdido desde que salió el balón, y cometió penalti sobre Gavi. Lewandowski no perdonó ante Courtois y la final daba un vuelco completo. Aunque lo peor estaba todavía por llegar, pues de manera prácticamente inmediata, Koundé se inventó un pase sensacional que dejó en evidencia de nuevo a Lucas y Tchouaméni, y Raphinha solo no perdonó. Los blancos concedían una y otra vez y Courtois no lo podía parar todo. Y para terminar un primer tiempo nefasto de principio a fin, el Real Madrid desperdició un córner sacándolo en corto, provocando una contra que finalizó Balde poniendo el cuarto, dejando en evidencia al entrenador italiano y a sus jugadores.
LA CONFIRMACIÓN DEL DESASTRE
Después de los quince minutos de descanso, se realizaron cambios en el once para cambiar algo la situación. Aunque seguramente podría haber habido más, tan solo entró Ceballos por Camavinga. Nada más comenzar, Rodrygo golpeó al poste y, aunque se quedó a milímetros de resucitar el partido, el Barcelona con Raphinha volvió a castigar duramente con el quinto tanto, y de nuevo con Tchouaméni saliendo en la foto. El grupo de Carlo Ancelotti estaba hundido como hacía años que no lo estaba. Aunque estaba muerto en el terreno de juego, conseguía correr y esto llevó a que Mbappé le sacara la roja a Szczęsny. El Barcelona iba a estar con uno menos más de media hora, pero la tarea ya estaba en un idioma indescifrable. Y eso que la falta del arquero polaco, ahora sí la iba a convertir Rodrygo.
Desde este momento, el Real Madrid iba a llevar el dominio del balón, pero sin generar casi peligro, y con el Barcelona muy cómodo en el campo. Ancelotti seguía haciendo cambios. Quitó a Tchouaméni, Vinicius y Lucas, para dar entrada a Brahim, Asencio y Modric como piezas sobre las que armar una nueva reacción. Incluso hasta con diez jugadores, el Barcelona se permitió el lujo de levantar los "olé" de la grada, como si fuera totalmente al revés la situación. Tenía la pelota por tenerla. El Madrid no daba la sensación de tener el ánimo suficiente como para darle la vuelta a esto, porque aun siendo uno más y teniendo a un Kylian Mbappé inspiradísimo, los cinco goles pesaron mucho en todo el partido y en una noche negra que el conjunto blanco tardará en olvidar. Pues más allá de perder un título que te acercaba al ansiado septete, lo hace frente al eterno rival y por una goleada dura y difícil de digerir.
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