El VAR eclipsa una nueva negligencia de Zidane

03.11.2019 21:00 de  Diego Fuentes  Twitter:    ver lecturas
El VAR eclipsa una nueva negligencia de Zidane
Bernabeudigital.com
© foto de Antonello Sammarco/Image Sport

Puede parecer grotesco, tal vez retorcido, pero si a alguien le ha echado un capote la polémica con el VAR, ha sido a Zinedine Zidane. Los dimes y diretes con la tecnología, que no ha dado portazo definitivo a las discusiones de bar, escondieron las carencias de un entrenador que de nuevo las evidenció sin respuesta algunaTácticamente, el Real Madrid no tiene entrenador. El galo se encomendó a once hombres con un planteamiento inicial válido. Descansaron Marcelo y Valverde (que a la postre resultó ser tan o más imprescindible que Casemiro) con respecto a la goleada al Leganés, y en su lugar dio chance a un Mendy desbocado que perdonó dos goles y un Modric todavía a años luz de su mejor rendimiento y del de sus compañeros de medular.

La primera mitad transcurrió con dos partes muy diferentes: los primeros 20 de partido fueron para el Madrid, gol anulado incluido a Hazard, pero en cuanto Canales tuvo la oportunidad de estirar a los suyos, el Real Betis poco a poco fue desperezándose y perdiendo el respeto al escenario ante tal reto que tenía enfrente, pudiendo ser su tercer partido seguido sin perder en el Bernabéu. Y así fue a la postre, todo un fortín para los béticos.

El partido se fue al intermedio con el resultado gafas, pero Zidane demostró nuevamente no tener respuesta alguna. Al inicio del segundo acto se vio a un Madrid espeso y atolondrado, como si paulatinamente hubiese extraviado la fe a asaltar un liderato servido en bandeja de plata. Pero Zidane no movía ficha. No lo hizo hasta el 65', para hacer un cambio de cromos que en el 83' repetiría: Vinícius por Rodrygo y Jovic por Benzema. 'Zizou' podrá ser todo lo esplendoroso que quieran decir los jugadores desde el punto de vista emocional y psicólogico, pero solo así no se ganan partidos, y Zidane no los gana. Hombre por hombre y permutas con el partido en su ocaso, como suele ser habitual, casi sin tiempo para que el que ingresa pueda entrar en contacto siquiera con el esférico. Jovic, que venía de soltar el áncora ante los pepineros, solo tuvo siete minutos anoche, en un partido que ante la oscuridad de cara al gol pedía, al menos, envidar con doble punta desde el paso por los vestuarios. Pero el marsellés nunca se atreve. El ariete serbio tendría que cargar las tintas contra su técnico, y no contra el público del Bernabéu. Ni el VAR, ni pitos ni flautas pueden servir ya como pretexto para excusar un enésimo sainete.